Demonios...
En el instante mismo en que rozó sus labios se dio cuenta que acababa de comprar un boleto en primera clase hacia el infierno. Por un instante sintió miedo de que él retrocediera, pero, no fue así, por el contrario, él abrió un poco los labios, la rodeó con los brazos fuertemente y le devolvió el beso. Ella sentía como latía su corazón, como si se fuera a salir del pecho, él no estaba interesado en su corazón, quería su alma. Ese fue el primero de muchos encuentros que tuvieron, siempre de noche, siempre en las sombras.
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