Buenos Aires




Era la primera vez que estaba en Buenos Aires, me encontraba en la ciudad  por un viaje de trabajo tan aburrido y común como cualquier otro. Se supone que pasaría toda la mañana y tarde en diferentes reuniones para salir justo a la hora de la cena y de regreso al hotel a preparar asuntos para el día siguiente. Después de un par de años de constantes viajes de trabajo uno pierde el interés en vagar por lugares nuevos.

Los primeros 3 días justo como lo anticipaba salía del trabajo al hotel para cenar algo rápido y continuar con alguna tarea que haya quedado inconclusa durante el día, para después simplemente dormir. Tengo tanto cansancio y fastidio de todo y de todos desde hace un tiempo atrás, me he convertido en la persona que juré que jamás llegaría a ser, aburrido, monótono y amargado.

Un día antes de mi regreso salí un poco más temprano que los días anteriores y ante el hastío de estar toda la mañana y tarde encerrado busqué un lugar para cenar. Tomé un taxi y le dije al chofer que me llevara a algún restaurante que él me recomendara. Me acomodé en el taxi y cerré los ojos para descansar un poco. No presté atención en el camino y finalmente cuando el conductor se detuvo pagué el viaje y simplemente me bajé. 


Para mi sorpresa el colorido del lugar me impresionó, no parecía estar en la misma ciudad, mi fastidio se disipó un poco y en lugar de entrar al restaurante decidí caminar por ahí.


Esta zona de la ciudad daba la impresión que se había quedado atrapada en el tiempo, pero definitivamente eran los colores y la gente lo que me tenía envuelto en mi asombro. Una mujer me veía de reojo y discretamente se reía de mí. Finalmente se acercó y me cuestionó de donde venía, era evidente mi cara de turista. Le comenté que venía de México y estaba aquí por trabajo, que era mi ultima noche en Buenos Aires y que decidí salir a cenar y dar un vistazo por la ciudad. La mujer se río y me dijo que trabajaba en un pequeño restaurante a unas calles de ahí y me invitó a conocer el lugar. Realmente no tenía nada mejor que hacer así que accedí a acompañarla. 

En el camino me contó que el barrio donde estábamos es conocido como "La Boca", cuna de los que años atrás fueron inmigrantes italianos, griegos, españoles, croatas, polacos y alemanes. Era la parte de la ciudad donde a finales del siglo XIX habitaban los marginados y prostitutas. En palabras dichas por esta chica, en esa época este barrio era conocido como el  "Arrabal", donde al calor de la promiscuidad nació el tango. Le pregunté sobre las fachadas ya que estaban pintadas de todos colores, y sin estar muy segura me contó que como la gente que fundó ese barrio no tenía dinero, y pintaban sus casas con los sobrantes de pinturas que les daban, de ahí el característico aspecto del lugar.


Andamos un par de cuadras y llegamos a un pequeño restaurante al final de una larga calle, afuera había mesitas con una vela y manteles con orillas bordadas de encaje, la chica me dijo regreso en un minuto. El mesero me acomodó en una de las orillas cerca de donde unos músicos tocaban el bandoneon y el violín. Ordené una copa de vino y me dispuse a observar la escena que estaba frente a mis ojos. Un barrio antiguo, música, mesas en la calle y un buen vino. 

Comenzaba a sentirme menos amargado, miré mi reloj y era aún temprano, de entre las mesas aparece una pareja de bailarines y entonces justo frente a nosotros comenzaron a ejecutar una pieza de tango. El sonido del bandoneon era simplemente hermoso, la chica tenía una expresión que derramaba sensualidad, me sentía emocionado y a la vez conmovido.  Una vez que terminó la música, los bailarines se despidieron y para mi sorpresa la chica fue hasta mi mesa y me di cuenta que era la misma que me trajo al restaurante. 

Estuve horas platicando con esta mujer hasta que regresé al hotel para alistarme para mi regreso, ni si quiera estaba cansado, cuando tomé el vuelo a casa tenía esa última noche grabada con tinta en el cerebro.

De las cosas que guardo de esa ultima noche en Buenos Aires tengo algunas frases de esta chica:

"Agradezco haber nacido en Buenos Aires"

"Buenos Aires es la noche, es el tango, son los amigos"

"No hay diferentes tipos de tango, el tango es solo uno, y como el amor hay quienes lo hacen bien y quienes lo hacen mal"

"Y al levantarte de mi cama, y salir por esa puerta te perderás, como  los sueños que se pierden en la esquina"



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hermoso.
Anónimo ha dicho que…
Lo leí otra vez. Vuelvo y repito, hermoso. Captaste de una manera increíble la experiencia de visitar Buenos Aires. Felicitaciones. Eres una excelente escritora.

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