Adictos y limosneros
La manera de relacionarnos con las personas ha
cambiado, tal parece que no necesitamos estar presentes físicamente para
alimentar las relaciones personales.
Hay una
correlación muy clara entre las relaciones sociales y la felicidad. Relacionarnos e interactuar nos produce felicidad. “El feis” nos permite
establecer relaciones con personas que comparten nuestros intereses, estar en
contacto con familiares y amigos y seguir manteniendo una relación con ellos
aunque sea a distancia. Todo esto
empezó para cubrir esas necesidades de contacto e intereses, pero cada vez son
más evidentes las publicaciones que exponen parte de nuestra vida privada auto ventaneándonos.
Hoy por hoy somos la generación en la que un “me
gusta” equivale a una muestra de aprecio e interés, en algún momento esta
satisfacción nos volvió limosneros de atención y los “me gusta” son el alimento
de nuestra propia vanidad, dejando de importarnos quien los ponga sino la
cantidad, nunca saciando así el hambre
por los “me gusta” y necesitando cada vez más. Y pobre de aquel que exprese un
comentario negativo o de desagrado ante la foto de nuestra obra de arte, comida deliciosa, foto
del perro o nuestro close up haciendo una sensual cara de pato, seguramente
el sujeto que ha subido la foto se sentirá sumamente ofendido y corremos el
riesgo de que nos “elimine” de su lista de amigos. Aquí no hay lugar para la crítica, el ego no se alimenta de eso.
Dicho lo anterior, tal parece que la
interacción social es algo secundario cuando la principal motivación en
facebook es ser tomado en cuenta y ser apreciado. El anhelo de obtener esa
satisfacción a toda costa nos ha convertido en personajes que constantemente
revisamos nuestro muro para saber que tan apreciada ha sido nuestra foto,
comentario o cualquier otro tipo de publicación, invirtiendo así cantidades
impresionantes de tiempo y cuando la satisfacción no es suficiente comienza una
mayor exposición para alimentar cada vez más nuestro ego hambriento de atención.
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