El día que Mario perdió su sombra.

Mario es uno de esos tipos que tienen una cara que ya has visto en algún otro lado pero no recuerdas donde, tiene algo de tristeza en la mirada y sientes su pesadez. Esa parte me abruma, es como si al caminar arrastrara toda una vida, siendo que Mario apenas alcanza los treinta años.
Lo conozco desde siempre, y desde pequeño era un niño “raro”, y me refiero a “raro” en el estricto sentido de no encajar dentro de los parámetros normales. Aparte de gustarle estar solo, tenía gran fascinación por leer. Debido a su peculiar forma de ser Mario prefería estar ausente la mayor parte del tiempo, no soportaba a la gente "común" que gastaba su día hablando de chismes y programas de televisión, suficiente tenía ya con convivir con sus compañeros durante las horas de clases.
Los años pasaron y las rarezas de Mario fueron aumentando, había días en que era la persona más carismática y divertida, y al día siguiente podía estar todo el día recluído en su habitación, que por cierto ésta no era más que un cuarto descolorido con una camita al fondo. A nadie le parecía que Mario fuera más raro de lo que normalmente era, debido a que todos los adolescentes actúan de maneras extrañas en algún momento.
Había días en que la soledad le pesaba más que de costumbre y era en esos momentos cuando deseaba tener un amigo que fuera como él y no como el resto de la gente que lo rodeaba y que en absoluto lo entendía, cuando la necesidad de compartir sus pensamientos con alguien lo abrumaba, éste simulaba platicar con su propia sombra como si ella fuera alguien más. En cierta forma le resultaba estimulante platicar con "alguien" que lo entendiera y no tuviera que explicarle términos que para él eran de uso común. Cada día eran más las horas que pasaba encerrado platicando con su sombra a la que llamaba Charlie, cada vez que tenía alguna dificultad en el colegio o en casa se quejaba amargamente con Charlie quien atentamente lo escuchaba. Llegó el momento que Charlie más que su amigo era su obsesión, contaba los minutos para regresar a casa y hablarle por horas de todo lo que habia pasado ese día.
Quizas nada hubiera cambiado en la rutina de Mario si las cosas no se huieran salido de control ese verano que recién comenzaba las vacaciones. Había terminado el cuarto semestre en la preparatoria y anhelaba estar en casa para disponer de todo el tiempo del mundo para hablar con Charlie. Quería discutir el tema de lo que haría al terminar la preparatoria y algunos planes que tenía con respecto a la chica que le gustaba.
Mario nunca se percató en que momento dejo de percibir a charlie como una sombra cualquiera. Ya no era necesario que ninguna luz lo iluminara para que detras de él la oscuridad apareciera, de tal forma que la sombra de Mario siempre estaba presente, ya fuera de día o de noche Charlie estaba visible para Mario todo el tiempo. Lo seguía a todos lados y lo acompañaba en cualquier situación.
Esa tarde que Mario regresó de la escuela y que comenzaba el verano fue la primera vez que oyo la voz de Charlie:
"No deberías invitarla a salir Mario. No sabemos el tipo de persona que es esa chica, a veces me da la impresión de que en clase nos observa para ver que puede averiguar sobre nosotros. No veo buenas intenciones en ella"
De manera automática y sin percatarse de que Charlie le había hablado Mario asiente con la cabeza y decide no contactar a Isela, es más, comienza a creer que es una pésima idea tener su contacto en el messenger y lo borra de inmediato. Seguramente ella podría mandale algún virus con el que pudiera entrar a su computadora y robar información personal de él. Lo mejor será eliminarla para siempre de sus listas de amigos.
Así como Isela, lentamente Mario fue eliminando de su vida a cada uno de sus compañeros de clases, decidió no conectarse más a Internert por miedo de que alguien estuviera interceptando su información. Pasó las primeras semanas de vacaciones encerrado en su cuarto y cuando salía de él evitaba lo más posible a su familia.
Los días que Mario salía a la calle para con esto evitar las constantes preguntas de su madre sobre su aislado comportamento, se distraía viendo que las personas tenían diferentes tipos de sombras. Era imposible para alguién como él evitar observar a la gente y más aún a sus sombras. Notó que había personas que tenían sombras con los colores del arcoiris, algunas otras eran tan brillantes que si las llegaba a ver detenidamente sentía como éstas lo cegaban. Se sentía atraído por esas sombras de colores, sin embargo, no todas las personas tenían ese tipo de sombras tras de ellos. Había personas que arrastraban sombras negras como Charlie pero tenían otras características como cuernos o largas uñas, inclusive esas sombras tenían por lo general ojos brillantes. Mario disimulaba no observar a éstas sombras oscuras debido a que lo asustaban de sobremanera, Charlie le había explicado que esas sombras por lo general las arrastan personas que han atentado contra la vida de alguien más, o incluso sobre ellos mismos. Nada bueno significaba arrastrar una sombra como esas, era mejor pasar desapercibido junto a ellas.
Unos días antes de regresar a clases Mario decidió que tenía ganas de salir a la calle y sentarse en una banca del parque con el fin de distraerse viendo las sombras de las personas que pasaban por ahí, una ves que estuvo en el parque observo las sombras de un grupo de niños, cabe mencionar que hacía ya unos días que Mario dejó de poner atención a los rostros de las personas, para él todos eran cuerpos de caras borrosas con sombras perfectamente definidas. El grupo de niños que jugaban ese día en el parque llevaban junto a ellos un montón de sombras doradas, rosas y amarillas que escandalizaban por todo el lugar de un lado a otro. Más adelante una pareja se besaba a lo lejos y pendían de ellos sombras de idénticos colores con matices blancos y naranjas. Justo estaba por apartar la vista de la pareja cuando sintió que a su lado izquierdo algo se escabulló por detrás de la banca donde estaba sentado. Recordaba que al llegar al parque junto a la banca se encontraba un letreto que decía "no alimente a las palomas", y éste ya no se encontraba ahi.
Mario se quedó quieto unos minutos con la mirada hacia el piso y tras escuchar un sonido apenas perceptible notó como el letrero regresaba a su sitio. Asustado buscó a Charie y éste después de un largo suspiro le dijo que en "nuestro mundo" los objetos están en completo movimiento siempre, pero que ahora que se ha acostumbrado a ver mejor que la gente ordinaria lo había comenzado a notar. La explicación de Charlie no lo había dejado del todo satisfecho, de hecho, empezó a sentirse asustado, decidió que era hora de regresar a casa. En el camino que lo llevaba a casa trataba de no poner atención a nada ni a nadie, cualquiera que lo hubiera visto diría que no era Mario si no un zombie el que caminaba, aún y que Mario trataba de no ver hacia ningún lado notaba como las cosas se iban escondiendo a su paso y las sombras de otras personas fuera cual fuese su color lo saludaban, incluso habían algunas que lo llegaban a tocar dandole una palmadita en el hombro o tocando ligeramente su mano.
El tiempo parecía haberse detenido, por más que caminaba Mario no llegaba a ningún lado. Desesperado, pensó en pedir ayuda a cualquier persona, sin embargo escuchó como Charlie le advertía:
"Ni si quiera lo pienses, ahora yo se lo que es mejor para tí", Mario se dió cuenta que era Charlie quien estaba al mando en ese momento y no podia hacer nada para evitarlo ya que cada pensamiento que tenía era Charlie quien lo creaba o quien decidía sobre él. Otras sombras comenzaron a acercarse y a lo lejos escuchó una voz familiar que provenía de una sombra dorada:
"¿Mario, hijo que te pasa?", pero él no veía ningún rostro, solo podía ver las sombras de diferentes colores y era imposible para él saber de quienes provenían, hacía tiempo que dejó de ver rostros para solo ver sombras. Escuchó casí al mismo tiempo a Charlie que le decía que era momento de decir adiós, cualquiera hubiera pensado que nada le costaba a Mario gritar para pedir ayuda, pero para él inclusive el hablar había dejado ya de ser una función controlada por él mismo, todo lo que pasaba en el se encontraba dirigdo a voluntad de Charlie, volviéndose Mario una sombra quien ahora solo se limitaba a observar las imágenes a través de los ojos de Charlie. Casí inmiediatamente que escuchó a Charlie decir adios todo se volvió negro.
Mario no sabe exactamente cuanto tiempo pasó desde que lo encontraron en el parque y despertó en un hospital, solamente recuerda fragmentos de recuerdos borrosos en un mundo lleno de gente sin rostro, pero seguramente fue mucho tiempo. Lo primero que vió fué el rostro de un mujer que tenía los ojos inundados en lagrimas, un doctor de bata blanca quien lo examina con una lamparita y una enfermera que revisa los medicamentos que administran por medio de un catéter. Escucha las voces de las personas y trata de ver pero solo ve sus rostros. Las sombras no están, Mario comienza a gritar asustado que no puede ver, empieza a respirar agitadamente, busca desesperadamente a Charlie y éste no está. Le pregunta al doctor si ha venido Charlie a preguntar por él, el médico voltea a ver a la mujer que está al fondo de la habitación y le dice: "Tuvimos éxito".
Fin
Ariadna A.
Comentarios
ese mario no tenia problemas ary
el de los prolemas era el doctor
porke osea como se le ocurre no dejar pasar a charliee!
si el era su amigo, estaba con el siempre en los momentos mas dificiles de su triste vida, el siempre lo apoyoo!!!!!!
oseaaaa ke malo la netaaa
ojala le de la influenza pa que sepa lo que es estar enfermo!!
jajajajjaa
muy chidaaaaa la historiaa, espero nunca conocer a alguien tan enfermo como mario. jajajjja
(Y)
Gracias por otro de tus historias prima! no puedo esperar por la siguiente. Te quiero. besitos. Lizzie