Dulcinea



Dulcinea contra la familia de duendes (Cualquier parecido con la realidad solo es mera coincidencia)








Había una vez una princesa de cabellos rizados llamada Dulcinea. La princesa vivía en un pequeño castillo con forma de huevo a orillas del reino de Apodaca. A las afueras de su castillo se podían observar montones de plantas y animalitos silvestres, claro cualquier animalito excepto los perros ya que la princesa los había mandado quitar y los envió al reino vecino.




Dulcinea que estaba próxima a contraer matrimonio con un caballero de la localidad de Cadereyta decidió que no tenía espacio suficiente en su castillo huevo, por lo que adquirió por algunos doblones de oro unas tierras lejanas donde había estanques con patos.




Feliz por su reciente adquisición decidió organizar un desayuno con los reyes (sus padres) en las tierras recién adquiridas, así que llamó a 100 sirvientes y les pidió llevaran todo lo necesario a su nueva propiedad para poder tener un gran almuerzo y una gran fiesta.




El día del gran evento llegó y los reyes y la princesa Dulcinea fueron llevados a las tierras nuevas. En el camino iban saludando campesinos que habitaban en los al rededores, al llegar a su destino la princesa Dulcinea fue la primera en bajar de su carruaje real. Apenas había bajado soltó un gran grito, sus padres y sirvientes corrieron a su auxilio pero no vieron peligro alguno, cuestionaron a la princesa sobre el motivo de tal alarido y dijo, ¡HAY DUENDES EN MIS TIERRAS!.




Todo mundo sabe que los duendes son criaturas muy temperamentales por lo que decidieron convencer a la familia de duendes amablemente que salieran de las tierras de la princesa. Dulcinea se acercó tiernamente al señor duende y le pidió amablemente que desalojara sus tierras a lo que el señor duende respondió que no. El duende alegaba que cuando él llegó ahí no había nadie por lo que las tierras eran suyas. Dulcinea paso del rojo furia al verde HULK en cuestión de segundos y amenazó al Sr. Duende con sacarlo a patadas si no agarraba sus cositas y se iba por las buenas, el señor duende no se inmutó. Dulcinea se da la media vuelta para llamar a sus sirvientes, pero en eso el Sr. Duende le lanzó una piedra, la cual le cayó justo en la espalda.




Todos pensaron que la pobre princesa se iba a lanzar al drama, pero no fue así, antes que cualquiera de su guardia real reaccionara, la princesa había tomado una enorme roca que le lanzó al Sr. Duende aplastándolo por completo. El resto de los duendes que habían invadido las tierras de la princesa salieron corriendo. Los padres de la princesa un poco asustados por el comportamiento de la misma no sabían si reír o llorar. Finalmente tuvieron una gran celebración y después que la princesa se casó con su amado caballero edificaron un gran castillo en el terreno donde todavía yace el Duende bajo la gran roca.




Fin
Ariadna Alonso

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
jajaja, qué me recuerda ésta historia, Ary este cuento es muy bueno!
Anónimo ha dicho que…
Esa ser yo.. que feo jajaja exelente relato .. no se que fue primero tu cuento o lo verdad jajaja

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